Bailar no es solo mover el cuerpo al ritmo de la música. Es entender la cultura detrás de cada baile, es sentir su música, como las notas recorren tu cuerpo para hacerte parte de ese momento y esa época.
La danza es una forma de vida, una forma de sacar lo que tenemos en nuestro interior. Cuando bailas interpretando una canción, un ritmo, un estilo, es una forma de conocer su cultura.
Plasmar cada estilo y lo que tienes en tu cabeza en ese momento es indescriptible. Hay una conexión única, a veces no hace falta hablar para expresar lo que piensas y sientes. Cuando se entra en una clase de baile es imposible no evadirse de todo lo que nos aflige.
Se trata de coger lo bueno y lo malo que en ese momento sentimos y proyectar. Transformar nuestros sentimientos en algo positivo que emociona tanto a quien lo ve, como al que lo ejecuta. Coger las bases de cada estilo, la esencia, su groove y llevarlo a las aulas, no está al alcance de cualquier formador o formadora.
Para quien ama el arte del baile, se convierte en una pasión, en una adicción… Si se empieza a bailar y no se quiere parar. Se trata de una forma de comunicarse, un lenguaje que requiere de un progreso personal. Todo ello lleva a un continuo camino de aprendizajes y una progresión de estilos. Es muy importante tener una técnica, saber los estilos, la condición física, pero sobretodo hacerlo siempre con todas tus ganas y disfrutando. De ahí uno de los lemas que preceden a la cultura urbana ¡HAVE FUN!
Nuestra forma de entender la danza puede gustar o no, pero es algo que nos llena del todo ya que para nosotros respeta las bases y orígenes algo que queremos respetar siempre. Creemos que todos los bailarines dejando el nivel de formación a un lado, nos movemos por todos estos sentimientos e ideas. Que somos felices cuando bailamos sea en una clase, en un escenario, la calle o cualquier sitio.